El pasado día 30 de octubre, gracias a una invitación llegada a mis manos "de carambola", pude asistir a un evento cultural organizado por la empresa BMW (si, la de los cochazos), y que tuvo lugar en el Auditorio de Roquetas de Mar (que, dicho sea de paso, le da "cien vueltas" al que tenemos en Almería capital, en sonido y en elegancia). Yo "no gasto" ese tipo de vehiculo de lujo, me conformo con mi SEAT Ibiza, que es capaz de llevarnos a mi mujer y a mi a todos los conciertos que queremos, pero en este caso tengo que agradecer a esta empresa que nos diese la oportunidad de ver ese espectáculo.
Bueno, a lo que iba. El espectáculo se llamaba "Bach for flamenco", y estaba presentado por la pianista sevillana Miriam Mendez.
Así de entrada, diré que no soy muy amigo de los experimentos (como se suele decir, "los experimentos...en casa y con gaseosa"), pero teniendo en cuenta mi gran devoción por la música barroca, y concretamente por J.S.Bach, cualquier cosa que huela a barroco despierta mis instintos musicales y corro hacia ella sin preguntarme mas.
Por otra parte, el flamenco es ese gran desconocido para mi, ese estilo que respeto pero del que reconozco no saber gran cosa, y que tengo pendiente entrar mas a fondo en el, como músico y como oyente. Asi que pensé que podria ser, cuando menos, curioso ese cocktail.
Y realmente lo fué, porque sobre todo los músicos que alli habia sobre el escenario eran realmente buenos. Comenzando por la pianista, y claramente lider de ese conglomerado, Mirian Mendez, que por lo que puede ver en el elegante programa que repartieron, es una instrumentista bastante reconocida (por tanto, desconocida para el gran público, como suele ser habitual), que ha recorrido media europa ya, tanto estudiando en los mejores conservatorios, como tocando.
De ella dire que me fascinó su fuerza. Tocaba el piano casi con el cuerpo, mas que con los dedos. Acompañaba los ritmos flamencos a veces palmeando, y de repente se inclinaba sobre el instrumento y sonaban las melodias de Bach, entremezcladas con esos ritmos. Incluso, ya casi al final de concierto, se levantó del piano y bailó para todos nosotros. Como de danza no entiendo nada, no se decir si la chica lo hacia bien, o no, pero lo que si sé es que transmitía mucho.
Pasemos al resto de los músicos: A ambos lados del piano se situaban los integrantes de cada "subgrupo", de forma ordenada, para que se notase bien que cada parte representaba a uno de los estilos.
A la izquierda, estaban los músicos claramente clásicos: Un clarinetista, un violinista y una violonchelista.
Y a la derecha, los flamencos: un guitarrista (que curiosamente, era brasileño), 2 cantaores y un percusionista.
Pues no puedo mas que decir que me sorprendieron. La música que allí sonó era auténtica. Con el respeto que se merecen tanto el autor barroco, como ese estilo tan nuestro. Evidentemente para abordar algo tan complicado y que no suene a "pastiche", deben hacerlo músicos de mucha calidad, y Miriam Menden demuestra tenerla. Supongo que los arreglos son cosa suya, y ha sabido rodearse de músicos muy buenos en ambas facetas, y dispuestos a hacer concesiones para que todo sonase como una máquina bien engrasada.
Hicieron cosas como el 1er movimiento del concierto en Sol Mayor, con aire de bulerias, varios preludios fusionados con palos como las siguirillas, soleas y tangos (que me perdonen y me corrijan los flamencos que lean esto, si no soy exacto, pero es que desconozco la terminologia flamenca).
Como bis, nos ofrecieron una pieza de otro espectaculo de Miriam, en este caso dedicado a Mozart, y que me dejó con ganas de verlo tambien completo.
En resumen, un bonito concierto, que me hace reflexionar sobre esa maravillosa música de Bach, por la que sorprendentemente no pasan...ya no los años...sino los siglos. Es curioso que un compositor tan lejano, siga estando siempre tan vigente, y que pueda ser fusionado con musicas tan diferentes como el flamenco, o tan modernas como el jazz (o si no, escuchad algunos de los trabajos de Jacques Louissier Trio), y que finalmente siempre salga triunfadora. Johann Sebastian, muchacho, no pasas de moda nunca. Y todos los melómanos y los músicos te lo agradecemos.
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