sábado, 10 de noviembre de 2012

Fred Hersh Trio, la fuerza de la naturaleza


Fred Hersch Trio, Clasijazz (Almería) 09-11-2012

Lo que anoche se nos ofreció entre las cuatro paredes de la nueva sede de Clasijazz puedo asegurar que se trató de un verdadero privilegio. Uno de esos pequeños milagros que ocurren de vez en cuando y que hacen que los que llevamos toda la vida dedicados y entregados al maravilloso arte de la música nos digamos a nosotros mismos: "no me equivocaba, esto es lo que quiero".
Y es que para los que amamos la música, esa delicada combinación entre melodías  armonías y ritmos, ese sutil entramado de notas y sensaciones, esa mágica mezcla entre técnica  sentimientos y pasión, anoche tuvo una de sus mejores demostraciones en nuestro club, con el trío del pianista Fred Hersch.
Fred Hersch (piano) y John Hébert (contrabajo)
Reconozco que hasta hace un año y poco mis referencias sobre este pianista eran escasas. No se trata de un músico mediático  y para muchos aficionados quizás curiosamente la referencia mas escuchada sobre el es que se trata de uno de los maestros de Brad Mehldau - este, por el contrario, si que es una figura archiconocida para el jazzista medio - y por el que el también fantástico pianista profesa una tremenda admiración.
Pero el pasado año, que Fred recaló en nuestro país  creo recordar que leí a través de un comentario en Facebook como mi amigo y admirado pianista Iñaki Salvador comentaba que pocas veces en los últimos años había salido tan impresionado de un concierto como del que acababa de escuchar de Hersch. Lógicamente, cuando alguien a quien tu admiras tanto como músico se refiere con tal veneración a otro colega, de inmediato tiene uno el convencimiento de que se te estaba escapando algo importante. Desde ese momento escuché algún disco suyo y, por supuesto, caí rendido.
Como pianista y como melómano, soy un ferviente admirador desde hace muchos años de Bill Evans y de Thelonius Monk, dos de los grandes creadores, responsables de algunos de los mayores avances musicales de la historia, sobre todo en lo referente a interpretación y tratamiento del trió clásico piano-contrabajo-batería, el primero, y a composición el segundo. Pues nada mas empezar a escuchar al sr. Hersch, se da uno cuenta de cuanto ha debido amar este hombre a ambos pianistas, porque da la sensación de ser una versión mejorada de una hipotética mezcla de ambos. Su dominio de la armonía es apabullante, su lirismo te pone el vello de punta y sus juegos rítmicos con ambas manos en el teclado te desarman, particularmente a mi me hacen pensar eso tan típico de "necesitaría 5 o 6 vidas para lograr hacer algo así con un piano". Pero todo ello sin caer en el virtuosismo fácil, con una naturalidad impresionante.
Ahi quedó, pues, incluido entre mis referentes desde hace algunos meses, y con ese deseo que siempre invade al músico cuando escucha a alguien que le impresiona que no es otro que poder disfrutar en directo de semejante derroche de talento.
Y, como leyéndome el pensamiento, el amigo Pablo Mazuecos, alma-mater del Clasijazz y luchador incansable por la música en nuestra pequeña provincia, va y me comenta hace unos meses, casi en un susurro porque, según él, no quería aún dar la noticia por si al última hora no se concretaba, estaba a punto de cerrar una actuación de Fred Hersch en Clasijazz. Pero ya estoy acostumbrado a que cuando Pablo me dice que "lo está intentando", significa que está poniendo "toda la carne en el asador". Ya me lo demostró cuando el pasado año logró traer, entre otros, al gran pianista italiano Enrico Pieranunzi, otro de los grandes momentos musicales que tuvimos el placer de disfrutar en la pasada temporada.
John Hébert (contrabajo) y Eric McPherson (batería). 
Pues bien, como era de esperar, cuando Mazuecos - y el resto de responsables de la organización de Clasijazz, que estoy seguro de que trabajan con tanta ilusión como él - se pone a ello, todo es cuestión de tiempo, y estaba cantado que este caballero de las blancas y las negras iba a tener que recalar por Clasijazz.
Y anoche fue la noche. ¡¡¡ y que noche !!!.
Lluviosa y melancólica toda la tarde, extrañas sensaciones para un almeriense, me la pasé en casa, a ratos tocando un poco el piano, a otros escuchando la lluvia, que caía con fuerza, y con ese presentimiento de que vas a presenciar algo grande en un rato.
La noche invitaba a vino tinto, y un par de copas cayeron antes de irnos mi mujer y yo para el club, con esa insistencia que me caracteriza - no puedo evitarlo - para llegar a tiempo y coger un buen sitio. La ocasión lo merecía  y ademas de no querer perderme ni una nota, también deseaba que me separase la menor distancia posible de ese precioso Steinway que el club había conseguido para la ocasión. Primera fila, y centradita. Es lo que tiene llegar a tu hora.
Y, tras los saludos y re-encuentros siempre placenteros con amigos y, casi siempre, músicos, todos con la misma expectación, nos acomodamos y nos preparamos para la que se nos venia encima.
La primera parte de concierto estuvo dedicada casi en su totalidad a composiciones del propio Fred, que comenzó justo con la misma con la que empieza su disco "Alive in village Vanguard" - que recomiendo fervientemente - llamada "Havana", un tema con aires muy latinos, que ya me dejó totalmente boquiabierto, y casi sin poder pestañear. Tras él vino una preciosa balada que el maestro dedica a Antonio Carlos Jobim, llamada "Sad Poet", donde el contrabajista John Hébert ya nos dejó clara su tremenda calidad también como solista, tocando, por cierto, el contrabajo de nuestro amigo Guillermo Morente, que lo cedió para la ocasión, y que también vino, desde Granada, a disfrutar con nosotros de esta tremenda velada musical. "Sad poet", que comienza como balada, se transforma suavemente hacia su final dando paso un "ostinato" entre pianista y contrabajista que ceden el protagonismo al batería  un tremendo Eric McPherson, que realizó en este momento tan temprano un solo de esos que te dejan literalmente sin aliento. Tremendo. Íbamos por el segundo tema de la noche, y yo ya estaba totalmente rendido, aturdido por la maravillosa intensidad que salia del escenario, impresionado por esa mezcla entre técnica y sensibilidad. Respiré profundamente, me re-acomodé en mi asiento y me dejé llevar.
La siguiente composición, también de Hersch, fue "Stuttering", tema rítmico y modal, cercano al free, con el que Fred nos hizo disfrutar de su dominio al teclado, con momentos muy cercanos a las fugas clásicas, de esos en que las dos manos parecen fundirse en una sola con diez - o quince - dedos.
En el siguiente tema apareció la ya comentada admiración por Thelonius, ya que se trató de su composición  "Dream of Monk", y os garantizo que no hacia falta incluir la palabra Monk en el título, para que quedase claro desde los primeros compases que se trataba de un homenaje al revolucionario pianista.
Hasta ese momento todo el repertorio fue de su autoría, pero a partir de ahí Fred decidió dar un repasito a algunos de los grandes del jazz todos los tiempos. Y no podía empezar mejor, porque eligió para los tres siguientes temas a otro de esos compositores que no dejan indiferente a nadie: Wayne Shorter, ese revolucionario saxofonista que empezó con Miles, continuó con sus quintetos asociado con gente como Herbie Hancock, en los 60, y en los 70 hizo ese tandem maravilloso con Zawinul que dio como resultado uno de los grupos mas interesantes de la historia del jazz: Weather Report. Pero yo, particularmente, me quedo con algunos de esos discos suyos de los 60, a su nombre o con Miles, y de uno de esos, el maravilloso Nefertiti, sale la composición "Fall". Ya me parece maravillosa en su versión del álbum de Miles - son palabras mayores - pero la re-interpretación del tema que el trió de Fred Hersch hizo anoche, aún suena en mis oídos  Tema sencillo donde los haya a nivel armónico, pues se trata de una progresión de cuatro acordes muy similares, y siempre con la misma hipnótica melodía de esas que te llegan dentro, que te cautivan. Con esa materia prima, el trió de Hersch logró alcanzar, para mi gusto, la cima de la noche en lo que a expresividad e intensidad se refiere. ¿La palabra? sin duda: Sublime.
El primer pase acabó con otras dos composiciones de Shorter, unidas, "Miyako", y "Black Nile", en esta ultima incluyendo otro buen solo del batería  Eric McPherson. Otras dos joyas que, sin llegar a los niveles de interpretación de la anterior - porque era muy difícil lograr eso - , me dejaron deseando que diese comienzo el segundo pase.
En el pequeño descanso, y gracias a mi amigo Miguel Canale, que hizo las presentaciones, tuve la suerte de compartir unos minutos de charla con Eric, que ademas de magnífico batería  mostró una simpatía tremenda. Nos contó como de mal lo han pasado en Nueva York estos pasados días  por culpa del tristemente famoso Sandy, que incluso han perdido parte del equipo de su estudio, en una de las subidas del rió Hudson, y que hizo que tanto el contrabajista como el llegasen tarde a esta gira europea, siendo la de ayer su primera actuación en esta gira europea con Fred. Pero con una sonrisa de oreja a oreja terminó diciéndonos "pero ahora no me importa, hoy estoy aquí ..y estoy feliz de poder hacer esta música para vosotros". Y con esa frase en mis oídos  me volví a mi asiento de nuevo, pensando si podría ser posible una segunda parte mejor que la primera. Pues si. No se si mejor, pero a la misma altura si.
El segundo pase comenzó con un standard,"You´re my everything", de Warren and Young, a ritmo medio, con un tremendo swing, sobre todo el aportado por Eric, con un fantástico dominio del tempo y un uso maravilloso de los platos, dejando que Fred volase libremente por el teclado. Precioso comienzo de la segunda parte.
Como para dejar claro que lo mismo pueden abordar un standard y swinguearlo "a lo clásico", que de repente volverse vanguardistas, el segundo tema era del señor Ornette Coleman: "Forerunner". Pues nada, a disfrutar del free "colemaniano", con esas melodías vertiginosas y afiladas, con un dialogo piano-contrabajo inicial precioso, y un "dejarse llevar" posterior, que nos hizo nuevamente levantar el vuelo, musicalmente hablando.
Otros dos temas encadenados "The wind", a piano solo, con un Hersch super-lirico, el mas cercano a Evans de toda la noche, y el precioso standard "Moon and sand", también siguiendo los senderos entre lo latino y la balada, y que nos dejaron otro precioso solo del contrabajista John Hébert, y otro alarde imaginación del pianista en sus improvisaciones.
De izquierda a derecha: John Hébert,
Fred Hersch, Ramón García y Samuel Roque
El siguiente tema, reconozco que es uno de mis predilectos del maestro Ellington: "Mood indigo". Lo que logró transmitir Fred anoche con esa maravillosa melodía solo lo sabemos los que estábamos allí. Silencio sepulcral en el club - mas que el resto de la noche, si es que eso era posible - para escuchar la introducción a piano solo del maestro, desgranando con delicadeza cada acorde, cada nota, y la suave incorporación de contrabajo y las escobillas, volvieron a ofrecer otro de los innumerables momentos mágicos de la noche. Improvisación magistral. No se si se puede sacar mas petroleo de una melodía. Dominio absoluto de la balada. El que quiera que me lo discuta, vale, pero...no me "bajaré del burro". ¡¡¡ Aquí si que no !!!.
Cuando sonó la ultima nota, me atreví a tragar saliva, no antes.
De izquierda a derecha, Samuel Roque, Ramón García,
Eric McPherson y Miguel Canale
Y Fred anunció el ultimo tema. No podía ser de otra forma que homenajeando a su héroe, a Monk. El tema elegido fue "Work", y la introducción a piano solo volvió a dejarme casi sin respiración. Podías cerrar los ojos e imaginar al genio del bop, allí  a tu lado, jugando con el piano, dominándolo sin complejos. Los abrías y no veías a un negro con sombrero gesticulando de forma extraña, sino que te sorprendía ver a un blanco, con aspecto de empleado de banca, bien peinado, con una pequeña perilla, y gafas de pasta, levemente inclinado sobre el teclado y con unas cuidadas manos que acarician las teclas. Si, aunque lo que entraba por el oído era "puro Monk", lo que percibían los ojos esa "puro Hersch". Milagros de la música.
 
Y así terminó la magia. ¿Terminó? No. Nuestra insistencia tuvo su premio: una maravillosa interpretación  nuevamente a piano solo - mientras sus colegas de la sección rítmica ya disfrutaban de una bien merecida cerveza al fondo, en la barra - del no menos excelente standard de Cole Porter "So in love".
Como en cada concierto, al terminar, buscas las caras de los amigos, la complicidad acerca de lo que acabas de ser testigo, y las que encontré anoche debían ser muy parecidas a la mía  satisfacción plena.
Así que ahora, que releo las lineas que acabo de escribir -  por lo de la ortografía, mas que nada - , aún no acabo de creer la suerte que tuvimos anoche los posiblemente poco mas de cien privilegiados que acudimos a Clasijazz. Música en estado puro, arte y oficio reunidos en tres grandisimos músicos. Una fuerza de la naturaleza que ningún huracán puede frenar.