sábado, 29 de mayo de 2010

Manos expertas para el rock´n´roll


Ariel Rot, sala Joy Eslava (Madrid), 27-05-2010

Los que me conocen saben que mis apetencias musicales son de lo más variado, y pueden oscilar de un extremo a otro con tremenda facilidad. Igual se me puede ver en un recital de música antigua, en una iglesia cualquiera – de las pocas ocasiones en las que accedo con gusto a ese tipo de recintos – como acto seguido, y en ocasiones en el mismo día, trasladarme al más oscuro de los antros, para escuchar a algún grupo de rock, pasando por el jazz, sea en clubs, bares de copas o festivales. Vamos, que no le hago ascos a nada – o casi nada – cuando de música se trata, y sobre todo en directo- que es la forma natura de escucharla (lo de los vinilos y los CD´s es un invento reciente).

Por tanto, cuando supe que iba a estar unos días en Madrid y realicé la pertinente batida por la red para ver que me deparaba la suerte en cuanto a lo musical no me circunscribí solo al jazz, sino que busque otras opciones y me topé con que – mire vd. que casualidad – el amigo Ariel Rot presentaba en la sala Joy Eslava su nuevo disco: “Solo Rot”.

Por si hay alguien que no sepa quién es este Ariel Rot, a él va dirigida esta explicación previa. Si digo Tequila posiblemente ese alguien soltaría un aliviado “ahhhh…a esos si los conozco”. ¿Quién no ha escuchado, cantado o, incluso, bailado – más mal que bien – ese “Rock´n´roll en la plaza del pueblo” , popularizado por esa magnífica banda que los alegró a todos el final de los 70 y principio de los 80?. Pues bien, ahí estaba el amigo Ariel, con sus ojos verdes y cara de niño malo – que aún conserva, todo hay que decirlo – demostrando que también en España se podía hacer buen rock, con una cierta estética “stoniana”, y llevándose a las chicas de calle – cosa que también siempre han hecho los Stones, claro.

Tras la disolución de esa banda, creo recordar que a final de los 80, destruidos por su propio éxito – que llego a alcanzar cotas muy altas – Rot comenzó a intentarlo en solitario sin demasiada suerte al principio. Los primeros años de la década de los 80, con el tecno y la movida realizó alguna grabación que, a mi entender es, cuando menos, olvidable. Si escucháis su disco “Debajo del puente” entenderéis a que me refiero. Por fortuna se dio cuenta a tiempo de que ese no era su camino, de que él había “nacido para el rock”, algo que sabe hacer como nadie. En un momento dado sus pasos se cruzaron con los de otro joven argentino llamado Andres Calamaro, y juntos formaron otra de las bandas más compactas y originales que hemos tenido por aquí; “Los Rodriguez”. En esta banda recupera – y él mismo dice que es lo que más le gusta – su rol de guitarrista – Ariel es un fenomenal guitarrista de rock – y se lanzaron de nuevo a la carretera y a los estudios de grabación, dando como fruto una discografía corta pero muy intensa, regalándonos un rock a veces más cercano al Dylan eléctrico, aunque también con aires porteños, demostrando que es posible hacer música de gran calidad…y que llegue a todo el público. (Tengo que reconocer que a “Los Rodriguez” yo no los he disfrutado en su época de éxito, debido a que yo en esos años andaba muy ocupado escuchando “todo el jazz del mundo, y más”, y me despisté un poco en lo que a pop y rock se refiere. Años después he rectificado, y me he “papeado” su discografía completa en más de una ocasión, lamentándome por no haberme fijado en ellos en esa época.)

Entre tanto ya iba también perfilando su carrera en solitario, y fueron editándose álbumes ya de una calidad muy superior a sus primeras incursiones como solista, como “Cenizas en el aire” o “Hablando solo”.

Una vez disueltos “Los Rodriguez”, su carrera en solitario ha continuado con bastante fortuna, quizás no en lo comercial – ya le resulta más difícil llegar a ser superventas, y tampoco creo que lo busque – pero si en lo musical.

Bueno, ¿nos hemos centrado ya un poquito?. La cuestión es que este chaval de 50 años al que fui a ver el pasado jueves a la Joy es parte fundamental de la historia del rock en nuestro país, y eso…son palabras mayores.

Yo ya había tenido la suerte de verlo en directo, en Almería, hace unos 4 o 5 años, en una gira “acústica” que realizó con motivo de la presentación de su disco “Lo siento, Frank”, pero realmente tenía muchas ganas de verlo en su vertiente eléctrica, que al fin y al cabo es como se debe mostrar un buen rockero. Así que os podéis imaginar el alegrón que me llevé cuando vi la posibilidad de presenciar su presentación del “Solo rot” – disco que llevaba yo ya como un mes escuchando con atención – y además…en Madrid. Para evitar sustos de última hora, y con la complicidad de mi hermana – que reside en Madrid- y que también se alegró de la posibilidad de ver a Ariel, hacia como unos 10 días que ya teníamos las entradas en el bolsillo.

El concierto comenzó sobre las 9 y 15 en una sala Joy a rebosar de fans totalmente entregados de antemano. Reconozco que yo mismo era uno de esos, claro. El primer tema, como esta mandado, de su nuevo trabajo, y además el que abre también el disco: “Una vida equivocada”, una ácida crítica a los típicos ejecutivos-agresivos con los que supongo que Ariel se las tiene que ver de cuando en cuando en el negocio de la música - como en tantos otros. Frases contundentes y de una bella simplicidad como esa de “Me gustan los billetes como a todos….pero no ganarlos de cualquier modo”, definen muy bien el estilo de Ariel, que se empeña en dar la razón al abuelo Miguel Ríos con aquello de que “los viejos rockeros nunca mueren”.

Tras ese contundente inicio, porque el tema es “stoniano” donde los haya fue sabiamente alternando sus nuevas canciones con sus melodías más conocidas.

De las nuevas, por ahí sonó también otro rock clásico, muy “tequilero” llamado “Problemas”, la cumbia-rock “Papi dame la mano” – que personalmente creo que no está a la altura de la calidad habitual de sus canciones - , la comercial “Dulce mirada”, o el que me parece mejor tema de su nuevo disco: “Manos expertas”. Autobiográfico, como muchas de sus canciones, nos cuenta sus sensaciones al llegar a los 50 tacos. Estrofas como “la crisis de los 40 la pase tomando absenta, y ahora con 10 años mas yo finalmente me di cuenta…que necesito unas manos expertas”. Lúcido y original, como siempre, se toma con humor y resignación los primeros síntomas de la vejez que a todos nos llega, tarde o temprano – y mejor que nos llegue, porque otros rockeros, como también él cuenta en algunas de sus canciones…se quedaron “colgados de la luna” o “en la carretera”.

De su carrera en solitario interpreto una muy buena selección: “Dos de corazones”, una de mis favoritas, “Geishas en Madrid”, la inquietante “Vicios caros” – donde habla de las chicas que solo buscan el dinero de sus parejas -, “Hasta perder la cuenta”, la también autobiográfica “Hoja de ruta”, un rock´n´roll contundente de su disco “Lo siento, Frank” donde define esquemáticamente, pero a la perfección, la vida de un músico de rock. Me encanta esa frase de “llevamos nuestro destino escrito en la hoja de ruta”.

Por supuesto también sonó un tema que ya se ha transformado en un himno: “Lo siento , Frank”. En él, Ariel fantasea con que pide disculpas a Frank Sinatra por los derroteros que va tomando el mundo musical, la simplicidad y ordinariez que en los últimos tiempos – ¿solo en los últimos? – sufre la música de consumo. Frases como “si las teclas del piano se volvieron todas blancas”, o “la canción cumple condena…por ser demasiado buen” vuelven a demostrar la habilidad de Ariel con el lenguaje, y la forma tan sencilla y directa que tiene para contarnos sus historias.

Poco a poco fueron cayendo algunas mas, también clásicas, como “Baile de ilusiones”, “Adiós Carnaval”, la también muy autobiográfica “Vals de los recuerdos” – donde cuenta los tiempos de su llegada a Madrid , procedente de su argentina natal, siendo un adolescente - , “Una casa con tres balcones”, su fantástico rock instrumental “ Confesiones de un comedor de pizza” – donde deja claro que es un verdadero maestro con las seis cuerdas – y una de sus mejores composiciones de la época “rodriguez”: "Dulce condena".

Para acabar, y tras una primera despedida del escenario, apareció en el escenario en camiseta y sin guitarra, solo con el otro guitarrista de su banda, Osvi Grecco, para cantarnos una preciosa su versión con aires de tango de su famoso tema – de la época de Los Rodriguez también– “Mucho mejor”. Os recomiendo que escucheis esta versión en estudio en su disco “Duos, trios y otras perversiones”, que merece la pena.

Como fin de fiesta, y como sabio administrador de un espectáculo, se sacó de la manga su “Milonga del marinero y el capitán”, que todos coreamos con ganas, y acabó con el rock “Tengo 40 millones”.

La banda que lo acompañaba era solvente, aunque lo he escuchado con mejores músicos en otras ocasiones. Buen teclista (aunque los sonidos tanto de piano como de órganos hammond no tenían demasiada calidad), batería y bajista contundentes, y el citado Grecco como guitarrista rítmico – y en algunas ocasiones solista – también con mucho oficio. De hecho suele formar parte de su banda desde hace años.

Como reconozco que soy muy fan de Ariel, he intenté obviar los inconvenientes del concierto, pero realmente alguno hubo aunque, en honor a la verdad, poco achacables a él. Lo que realmente dejo mucho que desear fue el sonido, y me sorprendió porque la sala Joy tiene una gran tradición de conciertos, y por tanto deberían estar “superafinados” en este aspecto. Sin embargo resulto algo sucio y estridente, sobre todo en lo que a voces se refiere. Por suerte me conocía las letras de casi todas las canciones, pero para los que no tuviesen esa suerte, supongo que les debió costar lo suyo entender algunas. Y eso, cuando de Ariel Rot hablamos, es un gran hándicap. Tampoco estuvo muy fino el técnico de iluminación (o como mi amigo Ivan dice , “el lucero”). Alguien debería explicarle a ese hombre – o mujer – que básicamente en un concierto hay que iluminar a los artistas que están en el escenario, y muy de vez en cuando al público. Este se ve que ese día falto a clase, o que lo entendió al revés. El caso es que a punto estuvo a ratos de dejarnos a la altura de Stevie Wonder, en lo que a agudeza visual se refiere. Sin embargo, a Ariel a veces había que esforzarse para verlo. Curiosa forma de iluminar.

No obstante la sensación al abandonar la sala – pitidos en los oídos aparte – fue la de haber asistido a un buen concierto de rock, y eso hoy en día es muy de agradecer. Lo celebramos, mi hermanita y yo, tomando una cervecita fresca en uno de esos típicos bares para “guiris” de la Puerta del Sol, disfrutando de la primaveral noche de Madrid. Todo un lujo. Y hoy de vuelta a casa, aprovecho las infames 7 horas de Talgo para escribir esto. Quizás por este motivo me haya salido algo más extensa de lo normal: la culpa es de RENFE y del gobierno, por no ponernos ya el AVE Almería-Madrid.

jueves, 27 de mayo de 2010

De Harlem...al Central de Madrid


Miguel Angel Chastang Quartet, Café Central (Madrid), 25-05-2010

Aquí me veo de nuevo, en la capital de este curioso reino donde me ha tocado nacer, alternando entre el tedioso e inacabable aprendizaje de la ciencia de nuestro tiempo – la informática – y el placer de la buena música en directo, algo que en una ciudad como Madrid nunca falta.

En esta ocasión, además, y dada la poca antelación con la que mi empresa me avisó del viaje, me hospedo en un nuevo lugar, un coquetón hostal de la Calle de la Cruz, a escasos 50 metros de la Plaza del Angel, allá donde el Café Central lleva ya mas de 25 años haciendo disfrutar a los aficionados a la música. Vamos…que me dejo caer por la ventana, y prácticamente aterrizo en una buena mesa ante su escenario.

Y justamente eso es lo que hice – huelga decir que bajé a la manera tradicional, debido a que mi habituación esta en un 4º piso – para acudir a la llamada de unos de los mejores contrabajistas de este país: Miguel Angel Chastang.

Como ya voy siendo mayorcete, siempre tengo alguna historia “abuelocebolletera” relacionada con los músicos a los que voy a ver, y en este caso recuerdo que allá por los años 90 tuve el placer de tocar en la misma noche y escenario – el auditorio de la Biblioteca Villaespesa de Almería– que el quinteto de Chastang. Creo que fue durante el 6º o 7º festival de jazz de Almería, y yo formaba parte de una banda llamada “Blues S.A.” en aquella ocasión. Ese fue mi primer contacto con la música de Miguel Angel, aunque más tarde tuve la ocasión de verlo en varias ocasiones en el mítico programa “Jazz entre amigos” – recuerdo una excelente actuación en el Populart, junto a Gary Bartz y el guitarrista Jimmy Ponder – e incluso hace un par de años en el Teatro Apolo, de nuevo en quinteto, y con un batería de lujo: Al Foster.

En esta ocasión, y gracias a ese fenómeno reciente de las redes sociales, ya había yo contactado previamente con él, y por tanto tenía mi correspondiente comunicación – o evento, como se le llama en Facebook – instándome a acudir al concierto.

Durante toda esta semana, como es habitual en el Café Central, Miguel Ángel presenta su nuevo disco: “From Harlem to Madrid Volumen 2”, y en él se centró la banda, como era de esperar, aunque el primer tema, como bien dijo M.A “para calentar un poco “ fue una composición de Coltrane que dejó bien sentadas las bases de lo que íbamos a escuchar.

Los músicos que le acompañaban eran todos bien conocidos para mí: German Kucich en el piano, Ariel Bringuez en los saxos y Juanma Barroso en la batería. De lo mejorcito que se mueve por España en lo que a jazz se refiere.

Tras esa introducción, continuaron con un tema que, si no oí mal, era una composición de Mingus, donde por cierto el pianista Kucich construyó el que posiblemente fue su mejor solo de la noche.

Ya mas “calentitos”, se centraron en los temas del disco, como el homenaje a Al Foster, llamada “One for Al”, otro homenaje en este caso a Elvin Jones, titulado “I Remember Elvis”, un curioso blues que creo recordar era también de cosecha propia, supongo que del mismo Chastang, llamado “Walking Ahead”. Especialmente me gustó el tema “Sombras”, bastante complejo y donde todos los músicos demostraron su valía en el escenario.

Hubo un invitado, saxofonista, y…tendrá que perdonarme – en el hipotético y remoto caso de que lea esto – porque aunque recuerdo que se llamaba Michael…no logré retener su apellido, al que invitaron para interpretar una versión del “standard” All blues, de Miles. Lógico que de cuando en cuando quisieran relajarse, ya que la música original que interpretaban – que saltaba del hard-bop a lo modal, a veces rozando el free – era de una intensidad tal que supongo necesitaban a ratos unos minutos de “relax” musical.

Me resulta difícil destacar a algún músico sobre los demás porque realmente todos estuvieron a gran altura, empezando por el propio Miguel Angel Chastang, que además soporta el liderazgo de la banda, pasando por el fabuloso saxofonista Ariel Bringuez, que posee una fuerza y vitalidad asombrosas, amén de una gran imaginación a la hora de improvisar, el pianista argentino German Kucich, que goza de un abanico de recursos a nivel armónico y melódico que, aunque sea de forma sana, me hacen envidiarlo profundamente, y Juanma Barroso, que es un baterista potente, contundente y con un sentido rítmico envidiable. A todos ellos ya los había visto anteriormente con diferentes formaciones, de forma que no me sorprendieron en absoluto. Ya sabía lo que tenía delante.

Como guinda final, y tras los insistentes aplausos – los míos incluidos – y para relajar de nuevo el ambiente, volvieron a tocar “All blues”, pero con un ritmo muy “funk” y por último un “rythm´n´change” de Parker – Anthropology, creo que era, aunque a veces los confundo - , como para dejar claro que…en esto del jazz…al final todos volvemos al buen “be-bop” de toda la vida.

domingo, 23 de mayo de 2010

Un americano en Andalucía...y un andaluz para el mundo


David Lenker y Antonio Gómez, en Asociacion Clasijazz (Almería), 22-05-2010

Desde que Antonio y David se conocieron, momento en el que tuve la suerte de estar presente, hace ya casi un año, durante un Seminario de Jazz de El conservatorio de El Zaidin (Granada), estuve yo esperando que se produjese lo que anoche aconteció.

Me retrotraigo al pasado año, cuando pregunté al buen amigo y batería Pancho Brañas si podría ser interesante matricularse en dicho seminario. Su respuesta fue inmediata: "Para un pianista...merece la pena solo por compartir espacio con el que va a ser profesor de ese instrumento: David Lenker". Reconozco que hasta ese momento no lo conocía, aunque luego he sabido que había recalado por Almería en dos o tres ocasiones, habiendo tocado incluso en nuestro mítico Georgia. Le hice caso a Pancho, y desde luego no le faltaba razón. Mis mañanas de verano recibiendo sus enseñanzas y, sobre todo, viendo y escuchand como tocaba, hicieron que casi olvidarse el intenso calor que pasamos en las aulas de ese conservatorio. Y para que a mí se me olvide el calor, ya tiene que interesarme mucho algo.

Como comentaba, una de esas mañanas, el amigo Antonio Gómez se pasó por el aula de piano, para conocer a David, y tras un breve intercambio musical...inmediatamente surgió la química necesaria para que la reunión entre estos 2 grandes músicos y compositores fuese posible.

Aunque las reuniones entre músicos distantes a veces se tornan complicadas, hay que reconocer que las nuevas tecnologías están facilitando un poco las cosas en ese aspecto. De forma que cuando les surgió la posibilidad de hacer un concierto a dúo - gracias a la coincidencia también de un viaje programado por David para visitar a unos amigos almerienses - los correos electrónicos con partituras en pdf empezaron a circular por la red, entre pianista y guitarrista. De esta forma, con un solo ensayo previo "in person", el proyecto pudo tomar forma, aún separándolos los casi 300 kms de distancia que hay entre Estepona (lugar habitual de residencia de David Lenker) y Almería.

Y llegamos al concierto. Dos músicos de esta talla podrían haber dado un recital a dúo recurriendo al cancionero americano - los bien conocidos "standard" para cualquier aficionado al jazz - y , no obstante, hubiésemos disfrutado muchísimo. Pero la profesionalidad de ambos y sus ganas de compartir complicidades musicales, y con el público, hizo que declinaran esta opción y que tomasen el camino más complicado, es decir: un repertorio repleto de temas propios o ajenos con arreglos originales - de Antonio, en este caso. Difícil empresa para tan poco tiempo de ensayo, si no fuese porque estamos hablando de dos grandes músicos, que hacen que estas cosas parezcan sencillas.

El concierto comenzó con un precioso arreglo de Antonio sobre la melodía de esa famosa canción popular llamada "La tarara". En su línea de musical-humoristica, explicó que debido a la dubitativa letra del tema - ya sabéis "la tarara si...la tarara no" - decidió titularlo "Mi tarara Si". Y cuando uno la escucha, efectivamente decide que "La tarara de Antonio Gómez SI que me gusta". Con su habitual habilidad para jugar con las melodías y - como en este caso - armonías, y tomando el motivo principal de esta canción infantil, va realizando cambios armónicos de forma sutil, pero haciendo que cada exposición de la melodía sea distinta a la anterior. Un alarde de conocimientos musicales el que hace aquí el Sr. Gómez.

Tras esta maravilla y como para no quedarse atrás, David tenía preparado una de sus mejores composiciones "Dicen". Con un espectacular comienzo, muy cercano a una fuga barroca, de nuevo nos dejaron a todos con "la boca abierta" con su virtuosismo y dominio de la complejidad rítmica del tema. Un placer para los oídos.

Antonio presentó algunas composiciones suyas nuevas - o antiguas - no incluidas en su último disco "Aires del mar", del que precisamente no tocó nada, quizás para hacer de este un proyecto original y diferente a sus habituales conciertos. Así pudimos oír una preciosa y fresca balada original de Antonio llamada "Trasluz", un extraño e inquietante tema llamado "Pregúntame la respuesta" cuya melodía te va atrapando poco a poco, hasta que acabas silbándola sin querer, y el también cautivador "Porque te vals", cuyo título - y de nuevo tenemos aquí el sutil y fino humor de Antonio - proviene de pensar que le diría un compás de 4/4 a uno de 3/4 cuando este último se marcha. También es digna de mención la preciosa versión de un tema tantas veces versionado como el "All blues". Re-bautizado como "All minor blues", Antonio le ha revisado armónicamente de arriba a abajo, pasándolo ademas a una tonalidad menor, y dándole una nueva dimensión. Seguro que el maestro Miles estaría orgulloso del resultado.

Por su parte, David nos regaló una de sus más complejas e introspectivas composiciones, llamada Blues Andaluz, tema de una tremenda complejidad armónica, y que a mí me recuerda muchísimo al famoso "Blue in green" de Miles, que todo el mundo sabe que era mucho más de Bill Evans que de Miles. No obstante aqui Lenker mezcla sabiamente sus raíces americanas con cierto aire flamenco, por el que es normal esté ya influenciado, al llevar tantos años en andalucia.

Otro de los temas de Lenker que mas me hicieron disfrutar fue el "Slow samba", también con un aire calmado y con unas sabias improvisaciones tanto de piano como de esa preciosa guitarra "sin caja" que Antonio suele llevar cuando, como él dice, quiere "lucir bien la camisa".

También sonaron, todos de la factoríalenker”, los temas “Easier and easier to love”, y la fantástica y fresca “Young people”.

También hubo algún otro original arreglo, como el de "Blue moon" con el que dieron comienzo al segundo pase, y que se alejaba totalmente de las típicas versiones de este tema, hasta casi hacer pensar que estábamos escuchando otra composición original de alguno de ellos.

En ocasiones, cerrando los ojos, me parecía estar escuchando a aquellos dos grandes músicos: Bill Evans y Jim Hall, que tan bellos momentos de piano y guitarra dejaron para la posteridad Si podeis escuchad sus discos “Undercurrent” o “Intermodulation”, y os podríais hacer una idea de lo que escuchamos allí. Lástima que no tengamos – por ahora - ninguna grabación “Gomez-Lenker” pero…todo se andará.

Y así, casi sin sentirlo - o más bien..sintiéndolo mucho - el concierto llego al final, y Antonio tenía preparado un arreglo muy "americano" justo pensando en David: "Rhapsody in blue´s", basado en la famosa obra de Gershwin. Imposible elegir mejor, porque la interpretación de ambos fue espectacular, dejando a respetable sin aliento.

Una vez más la asociación Clasijazz, cuya fama ya comienza a traspasar las fronteras de nuestra ciudad, se anotó otro concierto para la historia. No tengo más remedio que destacar el absoluto silencio y respeto que hubo en la sala durante todo el concierto. ¿Será que estamos aprendiendo?. Hay que desterrar de una vez por todas esa leyenda urbana que dice que el jazz es "esa música para escuchar de fondo mientras tomo una copa y charlo con los amigos". El jazz, señores, es la música del - ademas del pasado y presente - futuro, el conocimiento musical llevado al extremo, y como tal se merece respeto y atención máxima. El que no sepa apreciar esto dispone de un amplio abanico de locales de copas - que existen en todas nuestras ciudades- en donde puede destrozarse los tímpanos y la garganta mientras intenta hablar con una copa en la mano, apretujado y pisoteado. Pero no, por favor, durante los conciertos de jazz, el silencio debe ser absoluto, y así disfrutamos todos. En los de música clásica parece que eso se tiene asumido, y sería muy deseable que en este país ocurriese lo mismo con la música jazz. Una vez finalizado el concierto sí que es el momento de charlar y disfrutar de los comentarios de lo que se ha visto y oído. Y así pudimos hacerlo anoche, puesto que el lugar se presta a ello. Buen ambiente, buenos amigos - casi todos músicos o buenos aficionados - y una cervecita o copa en la mesa. Perfecto complemento a un buen concierto. ¿Cuál será el próximo?

Para escuchar a David Lenker: www.myspace.com/davidlenker . Para escuchar a Antonio Gómez: www.myspace.com/antoniogomezgrupo. Para escucharlos juntos...tendréis que esperar a su próximo concierto, o a que se decidan a grabar algo.

domingo, 9 de mayo de 2010

Maravillas...a la puerta de casa


Iñaki Salvador, piano solo – Club Clasijazz (Almería), Sábado 8 de mayo de 2010

La casualidad, el destino, el azar…o las agendas de los managers –vaya usted a saber – hizo que la noche del sábado 8 de mayo coincidiesen en Almería, pero en escenarios diferentes, dos de los mejores músicos de nuestro país. Paco Rivas, con su trio, que presentaba su “Bautizao con manzanilla”, en el Teatro Apolo (podéis leer mi crónica en este mismo blog, justo antes de esta), y el fabuloso pianista Iñaki Salvador, en el club Clasijazz de nuestra capital.

Por tanto, esa noche ya iba yo preparado – con una merienda-cena previa en casa – para ir de una sala a la otra, a toda prisa, e intentar, en la medida de lo posible – y dado que no poseo el don de la ubicuidad – no perderme nada.

Nada más acabar el concierto de Paco Rivas, y tras saludarlo y felicitarlo por la magnífica noche de música regalada, y tras los pertinentes saludos y comentarios con los amigos en la puerta del teatro, mi mujer y yo nos lanzamos “de cabeza” al parking, para intentar llegar a tiempo al concierto de Iñaki. Y casi lo conseguimos!!!

¿Quién es Iñaki Salvador?. Sé que tengo que explicarlo, aunque no debería, porque aunque está considerado como uno de los mejores pianista de nuestro país, como aquí somos así… el gran público casi no lo conoce. La primera referencia que yo tuve de él fue hace mas de 20 años, en aquellos fantásticos programas de “Jazz entre amigos” que tanto nos enseñaron a los - entonces jóvenes - músicos sobre esta música que amamos. Y ahí estaba Iñaki, muy jovencito, apareciendo en un programa que se dedicó a los seminarios de jazz en nuestro país, y donde él aún era solamente un alumno aventajado. En poco tiempo se convirtió en maestro, y al año siguiente ya protagonizó un programa con su propio trio. Como yo soy una “hormiguita” de las grabaciones, y todo lo guardo, resultó que pude obsequiarle hace unos años con algunas de esas apariciones televisivas, ya pasadas por mí a formato de DVD, y desde entonces no ha dejado de agradecérmelo. Y yo…que se lo que este hombre representa para la música, no dejo nunca de sentirme orgulloso cada vez que me lo encuentro y me da uno de esos calurosos abrazos que él da.

Desde entonces – de la época de “Jazz entre amigos” - ha llovido mucho – sobre todo en su San Sebastián natal, claro – y su trayectoria como músico ha sido impecable, habiendo tocado con los mejores músicos nacionales e internacionales. Total, que estamos ante un maestro del piano, en el más amplio sentido de la frase.

Actualmente es profesor de piano en el Centro Superior de Música del País Vasco (Musikene), y aunque tiene mucha actividad como docente, no deja de embarcarse en todo proyecto musical que le resulte interesante. Sus dos últimos proyectos son igual de maravillosos: el disco “Te doy una canción”, en el que versiona a su manera las canciones que más le gustan de algunos de los mejores cantautores del planeta (Silvio, Pablo Milanes, Pedro Guerra, Serrat, etc), y un increíble disco a trio con otros dos “monstruos” del jazz: Francis Posé y el batería José Vazquez “Roper”. Tuve la ocasión de escucharlos en directo el pasado verano en el Aku Aku de Mojacar, y me parece que es de lo más original que se está haciendo últimamente en el panorama jazzístico nacional.

Bueno, a lo que voy, que pierdo el norte. Porque anoche no venía a presentar ninguno de estos 2 proyectos, sino que venía…literalmente…a presentarse a sí mismo. Solo unos pocos elegidos en nuestro país pueden abordar un concierto de piano solo, si de jazz estamos hablando. Hay que dejar aparte a los concertistas clásicos, puesto que estos – por muy meritorio que sea – interpretan música escrita. Un pianista de jazz tocando solo, es un músico creando, componiendo e interpretando…en tiempo real. Sin anestesia…y sin red.

Pues eso es lo que hizo anoche Iñaki Salvador en Clasijazz. Crear música para los privilegiados que estábamos allí.

Como ya comentaba al principio de esta crónica, lamentablemente llegue tarde, aunque mi impuntualidad está más que justificada. Cuando entré al club, Iñaki estaba “micrófono en mano”, explicando lo que iba a tocar en ese momento. Tengo que añadir que no solo es un buen comunicador cuando se sienta ante las teclas, sino que – quizás debido a su gran humanidad, a su propio carácter – es una delicia escucharlo hablar. Y posee un fino sentido del humor, que mezclado con su humildad, hace que se le escuche siempre con atención. Pues bien, estaba contando lo que le impresionaba el hecho de acudir a un club que era de Jazz, pero a la vez, de Clásica. De forma que pensó que quizás tendría que tocar una sonata. No obstante, según él, lo suyo no son las sonatas clásicas, por lo que optó por hacer una sonata muy particular basándose en composiciones de Duke Ellington. De forma que, nada más empezar a escucharlo ya me dejó atrapado con esa sonata en tres movimientos de Duke Ellington: primer movimiento “Take the A train”, segundo movimiento “Sophisticated Lady” y tercer movimiento “Caravan”. Ahí es nada!!!!. Yo que venía totalmente encandilado con la guitarra de Paco Rivas, y en 15 minutos este hombre me deja “K.O.”, con el piano y con el maestro Ellington.

Tras ese alarde de técnica, demostración de dominio del instrumento y de buen gusto y simpatía interpretando, y para que nos calmásemos un poquito, nos regalo una versión de esa obra maestra de Milanés llamada “El breve espacio en que no estás”. Sublime.

Y llegó el descansito. Acudimos a saludarlo y felicitarlo y, en su línea de simpatía, fue él quien nos agradeció el esfuerzo por haber ido a escucharlo, puesto que ya sabía que veníamos de otro concierto, y valoraba que también hubiésemos acudido al suyo.

Tras la breve pausa, el segundo pase comenzó con un “standard” de los de siempre, pero especialmente dedicado por Iñaki a todas las mujeres que están perdiendo su vida a manos de los desalmados que dicen ser sus parejas: “You don´t know what love is”, o lo que es lo mismo “Tú no sabes lo que es el amor”.

Vuelve a coger el micrófono y a contarnos otra historia. En esta ocasión, además, me sorprende agradablemente, porque según comenta, uno de los primeros discos que le transportó a esto del jazz fue casualmente uno que también a mí personalmente me produjo el mismo efecto: “My spanish heart” de Chick Corea. Cuando coincides con uno de los grandes en alguna pequeña cosa, piensas “pues no iré por el mal camino”. El caso es que para la ocasión nos interpretó el famoso “Armando´s Rhumba” de corea, incluido en ese disco, y aunque él dijo que no sería capaz de hacerlo tan bien como Chick, no estoy yo tan seguro de eso. Evidentemente, cada uno tiene su sello y su forma de tocar, pero la de Iñaki no tiene nada que envidiar a la de Corea.

Tras esta maravilla, nos habló de uno de sus maestros - ¿y de quien no?- Tete Montoliú. El PIANISTA DE JAZZ – las mayúsculas no son un error – de nuestro país. Maestro de maestros, muy muy blanco por fuera…pero muy muy negro por dentro. No sabía yo que estuvieron a punto de hacer unos conciertos a dúo, que no pudieron realizarse debido al fallecimiento de Tete. El caso es que durante algunas de sus conversaciones, y dado el fuerte carácter del pianista catalán, finalmente Iñaki se daba por vencido fuese cual fuese el tema de la discusión, con el típico “Lo que tu digas, Tete”. Y así se tituló el tema que más tarde compuso en su memoria: “Lo que tu digas”. Y menuda composición. Belleza en estado puro, y con una gran fuerza al final, donde además intercaló melodías de las que Tete solía tocar (por ahí sonó algo de Monk, algo de Parker, algo de Ellington…). No sé si la tiene grabada en algún disco, pero…voy a buscarla desde ya.

De vuelta a los standards, magistral la interpretación de “Stella by starlight”. Eso es jugar con el piano, usarlo como si fuese toda una orquesta, dominándolo desde la tecla más grave hasta la más aguda. Una maravilla.

Y al final - ¿ya se acababa?!!! – como no sabía muy bien que tocar, pues nos dedicó un “meddley” en el que sonaron melodías como “Unicornio”, de Silvio , la universal “Yesterday” de McCartney, el standard de El Mago de Oz “Over the rainbow” o la tradicional “Duerme duerme negrito”, tan conocida por su interpretación de Victor Jara. Hubo más melodías, pero soy incapaz de recordarlas todas. Eso sí, magistralmente enlazadas, de forma que no sabias donde acababa una y comenzaba la otra.

En definitiva, que salí de allí con la sensación de haber acudido a uno de los mejores conciertos de mi vida…y eso que hacia menos de una hora que había salido del Apolo con el mismo convencimiento. Es la magia de la música…cuando está bien hecha.

Así que, gracias también a ti, Iñaki, por completar una noche maravillosa. Y también gracias a Clasijazz – con Pablo Mazuecos como cabeza visible – por brindarnos estas maravillas…como quien dice “a la puerta de casa”.

El arte … bendecido por Paco Rivas


Paco Rivas Trio, Teatro Apolo (Almería), 8 de Mayo de 2010

Cuando anoche me dirigía hacia el Teatro Apolo ya sabía que iba a escribir esto, y sabía que me iba a resultar muy fácil hacerlo. ¿Acaso puedo adivinar el futuro?. No, no es eso. El hecho de haber tenido la suerte y el honor de compartir escenario en algunas ocasiones con Paco Rivas, hacía que yo tuviese la completa seguridad de que lo que iba a escuchar no iba a defraudarme en lo más mínimo. Si a eso le sumamos el hecho de que durante varias semanas del pasado año no era capaz de dejar de escuchar su nuevo trabajo, la cosa estaba más “Clara” que la íntima amiga de Heidi. Yo sabía muy bien a lo que iba.

Por tanto, esa noche de magia en el Teatro Apolo del pasado sábado, con ese jazz de cámara que escuchamos con motivo de la presentación en sociedad – en este caso a la sociedad almeriense – del nuevo disco de nuestro paisano Paco Rivas, era una apuesta segura, una inversión sin riesgo.

La joya que nos presentó se llama “Bautizao con manzanilla”. Titulada así – según el mismo Paco contó desde el escenario – en honor a su padre que, en los inicios de su aprendizaje musical, insistía a su profesor que no dejara de enseñarle dicha pieza a su hijo. Aunque no está incluida en el disco, quiso dejar constancia titulándolo así.

Siempre es especial para cualquier artista presentar sus trabajos en su tierra, y por eso era de suponer que el señor Rivas iba a darlo todo en el escenario del Apolo, donde curiosamente hace ya algunos años – no diremos cuantos - , debutó siendo jovencito, haciendo un dúo de guitarras con su hermano. Ha pasado el tiempo y ,como tantos músicos de nuestra tierra, tuvo que volar hacia donde todo “se cuece”, es decir, hacia Madrid, donde se encuentra afincado actualmente. Y esa lejanía posiblemente ha sido uno de los motivos – aunque posiblemente no el único – que le llevó a realizar este impecable trabajo discográfico con el que nos deleitó en directo.

Y ¿de qué va este “Bautizao con manzanilla”?. Pues de cómo un gran músico elige varias composiciones clave de la música española: por una lado las coplas – que supongo han estado presentes en él desde su infancia – por otro los pasodobles – de los que en su época ya lejana de guitarrista de orquesta, ha tenido que interpretar muchas noches de fiesta - y finalmente la música clásica, con esos compositores tan geniales como Falla, Rodrigo, Albéniz y Granados, que como todo músico que se precie, estoy seguro que Paco ha respetado desde que comenzó a estudiar su instrumento, y de cómo se las ha llevado a su terreno – que es el jazz - tratándolas con respeto y con cariño, reinventándolas, y aportándoles toda la maestría y el saber musical que lleva dentro.

El concierto comenzó con Paco Rivas en solitario, con su guitarra, improvisando como solo él sabe hacerlo, y mezclando un poco del Fandanguillo de Almería, con algún que otro pasodoble que recordaba haber tocado en su debut como guitarrista, haciendo así un simpático giño a su propia historia.

De inmediato dio paso a los dos músicos que han colaborado con él en esta aventura - no los llamo acompañantes, porque para nada han tenido ese papel -, Toño Miguel en el contrabajo – aragonés que se ha convertido en uno de los jóvenes referentes en el contrabajo de jazz en nuestro país, y el norteamericano Noah Shaye en la batería, que acompaña a Paco en muchas de sus aventuras jazzísticas desde hace algunos años. Los tres en el escenario comenzaron a desgranar, uno a uno, todos los temas del nuevo disco, comenzando por la fabulosa “Asturias” de Albéniz, adaptación que ya nos dejó a todos literalmente “pegados a nuestro asiento”. Una buena elección para comenzar – tanto el disco como el concierto – puesto que se trata de una de las composiciones más reconocibles de nuestra música culta, y popular a la vez.

Para no modificar lo que ya está bien pensado de antemano, Paco siguió interpretando los temas de su nueva obra en el mismo orden en el que están grabados en el CD, y que sabiamente van alternando los tres origines musicales antes citados, así como la forma de abordarlos.

El segundo tema de la noche fue una de mis coplas favoritas, que ya me maravilló hace años cuando la escuché versionada por el gran maestro Chano Domínguez. Estoy hablando de “Ojos Verdes”. Cuando uno escucha una versión como la de Paco en la que, manteniendo el sentimiento original, salpica de swing la melodía, mezclándola con toques flamencos y a la vez logrando ese ambiente de balada típicamente jazzística, es cuando me doy más cuenta de que la copla para un español es el equivalente al “standard” para el norteamericano.

La versión de “Suspiros de España” es otro magnífico ejemplo de lo que comento. “El pasodoble más triste que existe”, dicen. El trió de Paco lo ataca de esa forma, regocijándose en la melancolía, en el romanticismo, deleitándose en la preciosa melodía, aunque hacia su mitad, de repente nos sorprenden, doblando su ritmo y llevándonos por caminos cercanos al swing gitano de Django Reindhart, estilo que el señor Rivas también domina a la perfección.

Con la “Canción del fuego fatuo - original de Manuel de Falla - fue quizás con la interpretación que mas arriesgaron. La inquietante melodía sonó maravillosamente bien en las cuerdas ya más calientes de la guitarra, y esto se notó en la fabulosa improvisación que realizó Paco, en la que jugó con armonías complejísimas, se acercó al funky en ocasiones e hizo lo que quiso con el ritmo, dando paso al final – ayudado por un ostinato entre la guitarra y el contrabajo – a un fantástico solo de batería de Noah.

A tu vera”, otra de esas coplas que todos conocemos, y que además formaba parte del repertorio habitual de Lola Flores, fue la siguiente composición “reinventada” por el trió, también llevada al terreno de la balada, con un cierto aíre de bolero.

Y llegaron a uno de mis favoritos del disco, el pasodoble “Marcial, eres el más grande”. Quizás por la afición a la tauromaquia que siempre se ha respirado en mi casa – mi padre es un taurino por los “cuatro costados” – los pasodobles que tanto he escuchado en mi niñez ahora me llegan mucho mas. Por eso cuando escuché esta fantástica versión de “Marcial”, quizás algún mecanismo se activó en mi cerebro, y me recordó la innumerables ocasiones en que lo escuché como banda sonora de muchas de las filmaciones taurinas de mi padre. El trabajo que Paco ha hecho aquí es encomiable. La combinación de variaciones rítmicas, a base de jugar con la melodía, y la re-armonización del tema, hace de esta versión una verdadera obra maestra. Vamos, que al final te dan una irrefrenables ganas de soltar un “olé!!!”

En la “Danza ritual del fuego” de Falla también vuelven al riesgo rítmico, permitiendo que Noah Shaye nos deleite con ese dominio del “groove” que posee, esa maestría con los silencios, y con Paco en sus momentos más cercanos al maestro Scofield. Como él mismo suele decir “esto suena de lo mas marciano!!!”. Si Falla levantase la cabeza …. seguro que los felicitaría.

Otro paseo magistral por la copla, con un clásico: “Tengo miedo”, durante muchos años parte del repertorio habitual de Rocío Jurado y, lamentablemente estaba llegando el final – como yo ya conocía el orden de los temas en el disco, me lo estaba temiendo.

Le tocó el turno a otra de las grandes composiciones de nuestra historia: “Concierto de Aranjuez”, del maestro Rodrigo. Aquí Paco decide coger el famoso motivo melódico y jugar con la armonía como solo él sabe, con una sólida base rítmica a un tempo lento y reposado. Tema para saborear una y mil veces – los que tengáis el disco sabréis de lo que hablo – y que se me hizo corto en el concierto.

Y para acabar el concierto, tal y como acaba también el disco, nada mejor que la “Danza nº 5 Andaluza” de Granados, llevada al terreno funky-groove en el que Paco se mueve “como pez en el agua”. Con esa sección rítmica de lujo, el guitarrista pudo explayarse y disfrutar de lo lindo durante su improvisación. El solo de batería de Noah, magnífico. Nunca dejará de sorprenderme como este músico es capaz de dominar los silencios. Y en sus solos esto se aprecia mucho mas.

Una grandísima ovación por parte del público hizo que inevitablemente Paco volviese al escenario, para regalarnos un par de preciosos bises: Una versión solo con su guitarra de esa otra copla que emociono a tantos españoles que tuvieron que marchar a otras tierras: “El emigrante”. Al fin y al cabo, como dijo Paco, él también ha tenido que emigrar, aunque haya sido a otra comunidad autónoma, de forma que también le toca su fibra sensible. Yo ya había tenido la suerte de escuchar su particular versión en más de una ocasión, y siempre acaba emocionándome – y mucho mas a mi mujer, Carmen, que siempre le pide que la toque, ya que era una de las melodías favoritas de su padre.

Y como colofón a un concierto perfecto de jazz, acudieron “libro de standards” americanos, pero con una coherencia con lo que se había escuchado. Para ello, nadie mejor que el maestro Chick Corea, el jazzman internacional que más ha promocionado la música española por todo el mundo. El tema…un clásico de sus composiciones: “La fiesta”. Mejor final, imposible!!. Gracias Paco, por lo que nos hiciste disfrutar.

sábado, 1 de mayo de 2010

Jorge Drexler: amando la trama de la vida

Jorge Drexler, Auditorio Maestro Padilla (Almería), 30-04-2010.


Se abrió el telón. La expresión es figurada, porque el escenario del Auditorio Maestro Padilla se encontraba al descubierto, con la magia que a todos los músicos nos fascina: luces tenues, instrumentos esperando ser tocados, cables casi invisibles y alguna figura fugaz, siempre con camisetas negras para hacerse invisibles por el escenario, que última algún detalle, alguna petición de última hora de alguien de la banda. Reconozco que me gusta llegar con un poco de tiempo a los conciertos, para disfrutar de ese bello cuadro durante los minutos previos.
Pero no iba desencaminado con mi comentario sobre el "telón", ya que con un tema así titulado, incluido en su nuevo CD, fié con el que Jorge Drexler se comenzó a ganar al publico que anoche llenó el auditorio. Y salió solo, con su guitarra, su voz y con ese tremendo magnetismo que tiene la suerte de poseer, con el que nos atrapó a todos de principio a fín y las casi 2 horas y media de concierto.
Tras esta bella y arriesgada introducción, poco a poco, con sigilo, la banda fué ocupando su lugar en el escenario, y empezó la magia.


Mi admiración por Drexler viene de unos años atras, justo cuando en mi vida entraron algunos nuevos amigos - y músicos - recien aterrizados de Uruguay. Ernesto Sorensen y Miguel Canale, con los que he compartido y comparto muchos momentos musicales, fueron los que me pusieron sobre aviso respecto a este autor - no le gusta mucho a Jorge el término cantautor - que venía de la misma ciudad de ellos - Montevideo - y del que yo conocía poco mas de la anecdota de su desplante al sistema cuando recogió su oscar por la canción "Al otro lado del rio".


Comencé a escucharlo, y coincidió con su disco en estudio anterior "12 segundos de oscuridad", obra que contó con muchas de mis horas de escucha en aquella época. Me di cuenta de que era una persona especial, un poeta, un grandísimo músico, con una voz cautivadora, y un experimentador constante. Mezclaba los sonidos acústicos con los electrónicos con una maestria que asustaba.


Pensé en aquel momento que ese era su camino, y que ya que habia experimentado con esos sonidos y le habia sonreido el éxito ¿porque iba a cambiar?.
Pues resulta que no. Edita su nuevo CD y cuando cae en mis manos y comienzo escucharlo y a informarme de su creación, vuelve a sorprenderme. Sin renunciar a su sonido caracteristico, resulta que se embarca en la aventura - porque lo es - de reunir una nueva banda, eminentemente acústica, con mucha percusión, con una pequeña sección de metales, con una marimba, y se embarca en la grabación de su disco...EN DIRECTO...pero en un estudio con un público reducido, de unas 20 personas. Hace falta mucho valor para semejante temeridad. Pero Drexler ha logrado hacer unos de sus discos mas redondos. Llevo mas de 10 días escuchándolo, y sigue sin cansarme.
Y además resulta que viene a mi ciudad a presentarlo. No podia perdérmelo.
¿Por donde iba?. Menudas introducciones largas que hago, pierdo el hilo hasta yo. Ah, si. Comenzó con la preciosa e íntima canción "Telón" y comenzó la magia.


Con toda la banda ya en el escenario, comenzaron a sonar los acordes del tema que abre el disco: "Tres mil millones de latidos", con el que ya deja bien clara cual es su nueva propuesta. Mucho mas optimista que en su anterior disco, y con unos arreglos para vientos verdaderamente fantásticos.
Lo meritorio es que para que todo tuviese coherencia respecto a la instrumentación, tambien ha tenido que revisar los arreglos de todos sus antiguas canciones, adaptandolas perfectamente a la paleta de colores musicales de la que ahora dispone, que no es ni mejor ni peor que la anterior, pero si distinta y original.
Me llamó la atención poderosamente, porque reconozco que es uno de esos instrumentos que me fascina, la marimba. La calidez de este instrumento y ese sonido a madera pura siempre me ha atraido, y anoche pude disfrutar de lo lindo, porque en la banda actual de Jorge tiene un gran protagonismo.
Inmediatamente atacaron un tema clásico de su discografía: "Transporte", en el que se constataba perfectamente esta adaptación, ya que sonaba completamente diferente a su versión original, en el disco "Eco".


Visto ahora, desde la distancia que dan las 24 horas transcurridas desde el concierto, tengo que reconocer que este hombre te atrapa, y sus conciertos - no es el primero al que asisto - son como un viaje en el que no te dá respiro.


En ese viaje recalamos "Cerca del mar", nos volvió a sorprender con sus rapeados en "Mi guitarra y vos" o su versión del "Disneylandia" de grupo brasileño Titás, y nos hizo corear a todos sus famosos "Polvo de estrellas" o "Se va, se va, se fué", con aires de tango.


En un momento dado, volvió a quedarse a solas con nosotros, moviéndose com pez en el agua en su trato íntimo con el público.
Ahi se agarró su guitarra y comenzó deleitandonos con una versión en acústico del himnótico tema "Eco". Demostrando que la música es universal, y que no hay mas fronteras que las que un músico - o un oyente - quiera ponerse, nos cantó su preciosa versión del "High and dry" de los Radiohead. Algo tendrá este grupo para que igual los versione Brad Mehldau que Jorge Drexler.


No contento con el fantástico ambiente que creó con su micrófono y su guitarra, Jorge dió un paso mas. Se levantó de su cómodo taburete, y se sentó en las escaleras de bajada del escenario. Así, sin amplificación en la voz - y muy bajita en la guitarra - nos cantó a todos al oido una de sus mas soberbias composiciones, "Milonga del moro judio". Recomiendo a todos su atenta su escucha, porque la letra no tiene desperdicio: es toda una declaración de intenciones respecto a los siglos que llevamos siendo engañados y masacrados por los poderosos y las religiones controladas por todos ellos. Volvió a conseguir ponerme el vello de punta, como cada vez que la escucho.


Y aprovechando esos momentos íntimos quiso dedicar el concierto a la familia Canale - mi amigo Miguel estaba allí, con su esposa e hijas, e imagino el gran orgullo que que pudo sentir en ese momento - y a su hermano - Daniel Drexler -, que estaba asistiendo al concierto como público. Tras invitarlo a subir, interpretaron una canción de Daniel a duo.


Tras estos momentos de extrema intimidad, volvió la banda al escenario. La interpretación del tema "Aquellos tiempos", de su disco "Frontera", volvió a sorprenderme. Tres de los músicos de su banda se fueron hacia la marimba, y entre los tres, a 6 mazas, tejieron todo lo necesario armónica y rítmicamente para que Jorge la cantase. Sencillamente deliciosa esa versión.


Tengo que destacar a dos de los músicos que acompañan a Drexler - sin desmerecer al resto, desde luego - , y que lo llevan haciendo ya algunos años. Uno de ellos es el batería bilbaino Borja Barrueta. He tenido la suerte de verlo en contextos mas jazzisticos, y creo que es uno de los mejores baterías con los que contamos en el panorama nacional. Con Jorge hace un trabajo exquisito, creando constantemente ritmos y ambientes, justo los necesarios que cada tema requiere. Tiene la suerte de que Drexler lo llame, pero yo creo que también Jorge es un privilegiado al contar con el. Es todo un lujo en un escenario.
El otro es un catalán, Campi, un multi-instrumentista muy curioso, que parece hacer muy "buenas migas " con Drexler desde hace unos años, y que le da la posibilidad de jugar con muchos sonidos diferentes.


En concreto anoche a mi me llamaron mucho la atención sus interpretaciones al serrucho - si, he dicho bien - sus sonidos con la caja de musica - creo que durante el tema "Noctiluca", que esta dedicado a su hijo recien nacido, e incluso con un Theremin. Si no sabeis que instrumento es un Theremin, os recomiendo que busqueis en google. Os sorprenderá mucho.


Poco a poco fué llegando el final de concierto, donde volvió a centrarse en su nuevo disco - no lo he dicho antes...se llama "Amar la trama" -, todos ellos de una calidad exquisita: "La nieve en la bola de nieve" - uno de mis favoritos - "Aquiles por su talon es Aquiles", la alegre y comercial "Una canción me trajo aqui", "Las transeuntes", "Toque de queda" - que en el disco está interpretada a duo con Leonor Waitling, su actual pareja - o la genial "La trama y el desenlace". Todas ellas son pequeñas obras maestras de la canción, os lo aseguro. Si no recuerdo mal tambien se escuchó "Soledad" y para terminar su super-conocida "Todo se transforma".


Aunque parecia que ya no iban a volver, la gran ovación que les regalamos debió de influir un poco, y se despidieron todos sentados en las escalera del escenario cantando el ya clásico "Volando voy" de Kiko Veneno, terminando así forma informal y simpática.
Habian pasado casi dos horas y media, y el viaje propuesto por Drexler me habia parecido de cinco escasos minutos. Es lo que tiene poseer tanto talento como el que atesora este uruguayo universal.