Aunque lo que a mi siempre me tira es el jazz, mis gustos van mas allá, y nunca desprecio la ocasión de escuchar otros tipos de música, y si es en directo mucho mejor.
Aprovechando la gentileza de Ivan, amigo de mi hermana y a la sazón técnico de iluminación de dicha sala, allí que acudimos a ver a un grupo desconocido para mi - Tiromancino - pero que en la vecina Italia deben ser "lo mas de lo mas".
Como me gusta estar bien documentado, ya había escuchado algunos temas suyos, e incluso había visto algunos videos por internet, y lo que vi me gustó.
La sala Heineken, en la que nunca habia estado, me agradó tambien. Sin tener nada especial, porque todas las salas de conciertos se parecen bastante - o quizás no, pero como siempre las ve uno a oscuras...da esa sensación - me resulto agradable estar alli.
Hubo un par de decepciones, que no enturbiaron la noche, pero...la hicieron mas larga y no tan divertida como esperaba: la primera, que había un telonero. Con el respeto que me merecen siempre todos los músicos, la verdad es que no me apeteció nada escucharlo. El chico no lo hizo mal, y además...solo con su guitarra y su voz, ante un publico que pasaba de el, pues tiene un mérito. Pero me aburrió su música.
La segunda, que los Tiromancino que se presentaban en la sala...eran una versión acústica y reducida: 2 músicos solamente, el cantante, guitarrista y lider de la banda, Federico Zampaglione, y un teclista que lo acompañó "suavemente", casi siempre con sonidos de piano eléctrico (eso si, el piano que llevaba era mi querido Nord Stage, que cada vez se está extendiendo mas).
No obstante, reconozco que con tan sobria instrumentación, los temas sonaron muy bien. También, tanto mi hermana como yo, teníamos el handicap de no entender "ni papa " de italiano, lo cual hacía que perdiésemos el mensaje de las canciones, y es que al parecer tienen unas letras muy interesantes.
No conozco demasiado la discografia de Tiromancino, pero si que me sonaron algunos temas, como el que yo creo debe ser su mayor éxito: "Casi 40", o una preciosa balada llamada "Felicitá".
Lo curioso es que la sala estaba totalmente invadida por lo que supongo será la colonia italiana residente en Madrid, cosa que además el sr. Zampaglione debía de saber, porque no tuvo el detalle de soltar ni una sola palabra en castellano. Teníamos la sensación de habernos colado en un concierto privado para italianos en España. Un "gracias por venir" en español no hubiese estado mal, Federico.
En definitiva, no me arrepentí de ir porque he descubierto una nueva banda interesante, pero alguna vez me gustaría verlos al completo, y no en su versión reducida.
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