domingo, 26 de octubre de 2008

Bunbury, la medida provocación

Bunbury, Palacio de los Deportes (Madrid), jueves 23-10-2008

Tenia yo muchas ganas de ver su directo...y no me defraudó. No hace demasiado tiempo (menos de 2 años) que "descubrí" a Bunbury. Entiendaseme: yo ya lo conocia de antes, pero para mi solo era ese insoportable cantante de los Héroes de Silencio, un grupo que en su época nunca me gustó , y ahora...tampoco. Con una estética que no comparto, chulo hasta mas no 
poder (parafraseando a mi hermana "a ver cuando se saca el globo de la boca para hablar!!!"), polémico en sus declaraciones, estrafalario... en fin...un dechado de virtudes. 
Pero de repente un día hice lo que hay que hacer con un artista: escucharlo y dejarme de prejuicios y gilipoyeces. Y me gustó lo que hacia, si, y mucho. 
Descubrí ese fantástico disco llamado "Pequeño" (paradójico titulo, para una obra tan grande), o el "Viaje a ninguna parte", o "Flamingo", y me di cuenta de que me había perdido durante algunos años a un gran creador, y tipo que hace una música diferente y arriesgada. Es cierto que me recuerda un poquito a Bowie, y que yo tengo debilidad por el "duque blanco", pero Bunbury tiene personalidad en la música que hace, y la prueba está en que puede gustar o no, pero sus canciones con reconocibles de inmediato. El caso es que después de ver esos preciosos shows que montó en la época del "Pequeño cabaret ambulante" y el "Freak Show" en video, tenia muchas ganas de estar en uno de sus conciertos.

Así que, casualidades de la vida, resulta que descubro que en la semana que voy a estar en Madrid, presenta su nuevo disco "Hellville deluxe" en el Pabellón de Deportes, y decidí que allí debía estar yo. Bueno, yo y mi sufrida hermana, a la que también embarqué en esta empresa, aunque ella no es demasiado "fan" de Enriquito.

Aunque las entradas las sacamos de grada, nada mas asomarme tuve de nuevo la sensacion de "para que venir a un concierto para verlo desde aquí",  e inmediatamente nos bajamos a pie de pista, para ver el concierto "como debe ser".

Bastante puntual comenzó a sonar su "Club de los imposibles", y se iluminó un escenario muy espectacular, de corte algo futurista. El sonido era bastante bueno, aunque a ratos - y casualmente justo en los temas del nuevo disco - a los técnicos parecía irseles un poco de las manos el equilibrio entre instrumentos, y sobre todo aumentaban de volumen al bajista haciendo que el conjunto de sonido resultase algo desagradable.

Bunbury dio un buen repaso a su repertorio, lógicamente intercalando de forma muy hábil los temas de su nuevo CD, del que tocó temas como el polémico (por el posible plagio del que le han acusado) "El hombre delgado que no flaqueará jamas", "Porque las cosas cambian", "Bujías para el dolor", la potentisima "Si no fuera por ti", "Hay muy poca gente", "Doscientos huesos y un collar de calaveras" o "Canción cruel", un precioso acústico que dejo para casi el final.
De sus temas anteriores, nos ofreció prácticamente todos los que yo esperaba: el electrizante "La señorita hermafrodita", una versión muy rockera (casi todo el concierto lo fué) de "Lady blue", una sentida versión de "El rescate". Me encantaron personalmente "El extranjero" e "Infinito" (esa que comienza con "me calaste hondo...").
La banda de Bunbury, renovada casi al completo (el único que permanece creo que es el batería Ramón Gacías), es ahora mucho mas rockera, a diferencia de las anteriores que tenían un carácter mas mediterraneo y porteño. Ya no lleva sección de metales ni a la violinista, sino batería, bajo, 2 guitarristas y un teclista. Me encantó que llevasen un verdadero órgano Hammond (al menos eso me pareció desde la distancia). Sonaba de maravilla. Y los 2 guitarristas lo hacian francamente bien. 
Seguro que me faltarán algunos, pero haciendo memoria, también interpretó "Si" (de su disco "Flamingo"), "Apuesta por el rock´n´roll", "Que tengas suertecita" y "Solo si me perdonas". Y ya casi al final, una de mis favoritas: "El viento a favor". Eso si, se saltó otra de mis predilectas: "De mayor", pero se lo perdonaré por esta vez.
Para los bises se guardó algunas joyitas como "No me llames cariño", "Canción cruel", "Canto", "Al final" o  "Desmejorado".
La puesta en escena del concierto estuvo bastante trabajada, con un cambio del escenario inicial, que después de un pequeño solo de guitarra en la oscuridad, reapareció transformado en otro mucho mas cabaretero, con una gigantesca cortina roja y una gran lámpara colgada de alguna parte. Tras algunos temas, volvió a reaparecer el escenario anterior, pero con algunos cambios en la iluminación.
Hay que reconocer que este Bunbury "se lo curra" y hace que el concierto sea ameno, haciendo su particular show, apareciendo con su sombrero y gafas, y vestido de "jinete eléctrico", y luego cambiando a sus camisas rojas, chaqueta sin camisa, chaleco sin camisa...y finalmente para delirio de sus "fans" femeninas...con el torso desnudo. Sus bailes, sus contorsiones...y, por supuesto, su "buenas noches cabrones!!!!" del comienzo de concierto. Todo un provocador espectáculo, muy bien pensado y bien ejecutado.
El final, eso sí, fue un poco soso. Él mismo comentó que un par de amigos suyos le habían recomendado no terminar el concierto así, y como a al muchacho le gusta llevar la contraria, no les hizo caso y les dedicó los 2 últimos temas, acústicos y muy lentos. Yo soy de la opinión de sus amigos, y me gusta que los conciertos acaben con algo mas contundente. De todas formas, esto no empañó un magnífico concierto en general. 
Por mucho que Enrique Bunbury provoque antipatía y hostilidad en mucha gente, por su voz particular y su carácter chulesco y provocador, para mi es uno de los grandes del pop-rock de este país, y esa noche me lo confirmó.
 

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