viernes, 13 de noviembre de 2009

Norman Hogue plays Louis Prima, la música, el humor y mucho mas

Norman Hogue plays Louis Prima. 11-11-2009, Club Populart (Madrid)

Cuando Angela Cervantes, a quien me encontré nada mas llegar al Populart, me preguntó “¿Pero tu sabes lo que vienes a ver?”, tuve que reconocerle que no tenia una idea muy definida. Si que había tenido la precaución de mirar esa misma tarde el Myspace de Norman Hogue, (http://www.myspace.com/normanhogue) y tenia una vaga idea de que era algo, cuando menos, singular.

Pero no, no sabia muy bien de que iba eso de “Norman Hogue plays Louis Prima”. Para empezar, habría que echar la vista atrás y hacer un poco de historia, para saber quien era este tal Prima. La única referencia que yo tenia de el proviene de un intento de incorporar al repertorio del “Diego Cruz Quartet” el tema Just a Gigoló. Mi amigo Chipo me insistió “tienes que escuchar exclusivamente la versión de Louis Prima”.

Asi que, como todo el mundo habrá escuchado ese famoso tema, que sepáis que su versión mas conocida es la que de él hizo este curioso cantante y trompetista norteamericano.

El caso es que varios fueron los motivos que hicieron que esa noche me encaminase a un muy buen club de Madrid - el Populart – al que no suelo acudir mas a menudo por culpa de su horario (las actuaciones suelen comenzar bien pasadas las 23:00 horas) .

El primer motivo era la cantante que figuraba en el cartel: Angela Cervantes. Una de las mejores voces que circulan por nuestro país en la actualidad, sin lugar a dudas. Además, tengo que reconocer que así como encima del escenario se transforma una verdadera diva, cuando está “a ras de suelo” es una persona encantadora, y la otra noche me lo demostró una vez mas, invitándome a sentarme con ella y sus amigos – esa noche acudían a verla unos cuantos alumnos suyos – y haciendo que pasase un entretenido rato previo a la actuación.

También me llamaba la atención la presencia de la pianista Marta Sánchez – si , si…ya se…curiosa coincidencia, pero…que voy a decir yo…que al llamarme Ramón García, todo el mundo me hace la broma de “vas a presentar este año también las campanadas?”. El caso es que esta chica se va haciendo un hueco en la escena jazzistica madrileña, y cada vez toca mejor.

Y por supuesto, también tenia ganas de ver en directo al trombonista Norman Hogue, al que solo conocía de pasada en una noche de “zarra” madrileña, allá por el 2007, cuando los del cuarteto de Diego Cruz recalamos por el Berlin Cafe, y decidimos “beber un poco de mas” en El Junco. Esa noche me presentaron a este magnífico trombonista, pero supongo que él nunca lo recordará…y yo lo recuerdo porque tengo una foto (ver http://www.diegocruzquartet.com/20070501berlin_off.htm) que si no…tampoco. Nuestro nivel de “sangre en el alcohol” era bastante bajo en ese momento.

El caso es que ya eran muchas las motivaciones como para enfilar hacia el Populart, aunque solo fuese para ver el primer pase, ya que aguantar hasta el final podría ser una hazaña que pagase muy cara al día siguiente.

Pues bien, lo que importa que es la música, fue espectacular, siempre y cuando, tal y como me advirtió Ángela, se supiese lo que se iba a ver. Realmente lo que Norman ha querido es recrear el sonido de esa época, el ambiente y el tono humorístico con el que este personaje encaraba todas sus interpretaciones. De hecho, el papel que Angela Cervantes representaba era el de Keely Smith, la estática cantante de su formación y además su mujer. Claro que, con esa marcha en el escenario, Ángela nos reconoció después que ella es incapaz de permanecer quieta mas de unos breves segundos.

Tocaron temas de su repertorio como “Buona sera”, “On the sunny side of the street”, “Angelina”, “Robin Hood”, “A foggy day - cantado espectacularmente por Ángela – o "That old black magic".

En el minúsculo escenario del Populart y haciendo verdaderos esfuerzos para no darse codazos – demasiados músicos en tan poco espacio - se las apañaron para que todo sonase bien, y que el humor y el buen rollo se contagiase a toda la sala. Jazz de los años 30 y 40, muy bien recreado y con unos músicos que posiblemente superan en técnica a los originales.

Me encantaron los solos de Norman – aunque a veces llegue a temer que me diese con la vara de su trombón – y también los de Marta, que adaptó su lenguaje perfectamente al estilo que estaban tocando. No recuerdo muy bien el nombre del resto de músicos, porque además creo que el saxofonista sustituía esa noche al titular, así que ruego que me perdonen si en algún momento de desorientación internauta leen esta humilde crónica.

Tal y como me prometí a mi mismo, y muy a mi pesar, decidí marcharme al acabar el primer pase, ya que pasaban ya bastantes minutos de la media noche, y no podía permitirme esas alegrías, pero abandoné ese clásico local madrileño con una euforia y satisfacción que solo la buena música puede conseguir.

Natalia Dicenta, mucho mas que tablas

Natalia Dicenta y Vicente Borland Quintet. 10-11-2009, Café Central (Madrid)

Como siempre, aprovechando mis visitas de trabajo a Madrid, todos los que perdéis vuestro valioso tiempo leyéndome sabéis que no desaprovecho la ocasión. Esta vez no iba a ser menos. Mientras por la mañana aprendía áridas y tediosas técnicas de cómo construir y/o atacar

servicios web con mediante java - se trataba de un curso de informática, y no de unas maniobras de carácter bélico, como por la descripción podría parecer – por las noches intentaba olvidarme de tan aburridas – en esta ocasión, especialmente – mañanas, y disfrutar de la maravillosa noche madrileña, que siempre ofrece de todo.

En primer lugar, decidí acudir a mi club favorito, el Café Central, donde me llamó la atención que su cartel estaba liderado por alguien que me sonaba mas como actriz que como cantante: Natalia Dicenta.

La hija de Lola Herrera – es lo malo de tener una madre tan buena actriz, y tan conocida, que siempre serás “la hija de” – se presentaba una semana en el Central, con un quinteto, el del pianista Vicente Borland del que, para ser sincero, tampoco había oído hablar.

Reconozco que iba sin demasiadas esperanzas, puesto que no tenia ninguna referencia de ellos, mas que el hecho de que la Dicenta es conocida en el mundo de la farándula teatral, y eso en el mundo de la música no es suficiente.

Sin embargo reconozco que en cuando escuché a Natalia cantar, me di cuenta de que había hecho muy bien en ir. Realmente me sorprendió su voz: potente, afinada y tirando a “negra”, algo sorprendente en esta chica rubia y de ojos azules que, pese a que los años van pasando, tiene una presencia magnífica.

Sobre el escenario se le notaban también las tablas, y eso supongo que se lo da el haberse dedicado al oficio de actriz desde muy joven, y le dio al espectáculo un aire digamos…teatral y hasta cabaretero en ocasiones, que hizo la noche muy amena. La chica sabe que canta bien, y que gusta, y se regodea, llegando a veces a exagerar los gestos y las sonrisas – claro, con esa dentadura blanquita y perfecta, también sabe que puede – pero se le perdonaba cada vez que cantaba, porque tengo que reconocer que lo hace muy bien.

El repertorio también influyó para el éxito de la noche, ya que fue cambiando de estilo con estudiada sabiduría, haciendo temas de Aretha Franklin (“Ain´t no way”), de Billy Joel (“Just the way you are”), de los mismísimos Beatles – o mas bien de McCartney – con una animada versión de “Blackbird”, de Marvin Gaye o standards como el “Summertime” , el famoso “Over the rainbow”, e incluso un popurri de temas de Cole Porter al final del concierto.

Como no puede ser de otra manera, dediqué también mi atención a todos los músicos que la acompañaban y arropaban. El principal, por ser el líder del quinteto, y además el arreglista de todos los temas, era el pianista panameño Vicente Borland. Como pianista no me pareció nada del otro mundo – tocaba muy bien, pero sus improvisaciones no eran nada originales- pero como arreglista me pareció magnífico. Todos los temas tenían un toque especial, y se notaba que estaban muy trabajados. El resto de la banda lo formaban el veterano guitarrista Santiago Reyes, que a pesar de tener algunos problemas de digitación (no se si fue solo esa noche) me pareció un correcto guitarrista, y si que hizo algún solo realmente expresivo, además de un precioso acompañamiento a dúo con Natalia en un tema al comienzo del segundo pase. En el saxo estaba Marcelo Peralta, quien realizó a la perfección su trabajo de acompañante de cantante, dándole la réplica con arreglos muy estudiados, y quien también hizo algún solo de interés. Y en la sección rítmica Christian Perez en el contrabajo y Antonio Calero en la batería, que se mantuvieron en un discreto segundo plano, que para mi es la postura correcta.

Por tanto una nueva noche de disfrute en el Central, esta vez inesperada y quizás por ello mucho mejor saboreada.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Noemí Pérez Quartet, la elegancia hecha cuarteto.

Noemí Pérez Quartet, sábado 7 de noviembre de 2009 (Studiocafé, Almería)

Siempre se me hace complicado comentar un concierto donde participa algún amigo, luego en esta ocasión me temo que la complicación va a ser máxima, dado que considero que cuento con un poquito de la amistad de los cuatro músicos que estaban en el Studiocafé, e incluso tengo la suerte de compartir escenario con dos de ellos en ocasiones.

Pero como ese acuerdo que tengo conmigo mismo me obliga a escribir algo parecido a una crítica - aunque no me gusta esa palabra - cuando asisto a un concierto que no me deja indiferente, no llevaban interpretados ni tres temas, y ya había decidido que tendría que hacerlo en esta ocasión.

La formación era "Noemí Perez Quartet", un nuevo proyecto de la música almeriense y que yo tenia muchas ganas de ver en directo. Tras un primer intento, en su concierto de presentación el 12 de septiembre en el club Clasijazz, que se tradujo en fallido, ya que debido a la masiva asistencia de publico y a mi falta de previsión - todo se hubiese arreglado llegando antes al concierto – hizo que tuviese que fastidiarme y aguantar mi ganas de oírlos, ya que yo quería disfrutar de ellos con tranquilidad y no rodeado de gente, ruido y humo, seguro como estaba de que la música que iban a ofrecer lo merecería.

Los miembros de esta formación son bien conocidos para todos los aficionados a la música - y a jazz, en particular - de nuestra ciudad:

Noemí Pérez es una cantante fabulosa, a la que yo solo había escuchado en directo en una ocasión. Hace unos años, en el curso que la UAL organizó sobre los Beatles, ella, junto con su marido, el querido y añorado por todos Luís Gazquez, nos deleitaron con unos cuantos temas de Lennon y McCartney, arreglados por Luis, y que nos dejaron boquiabiertos.

También había visto algún video del espectáculo "Elvis Rules", en el que Noemí participa como cantante, y ya me habia dejado bastante impresionado (por ejemplo, un "Amazing Grace" que corta la respiración). Pero en el ámbito del jazz aún no la había disfrutado, y ese era uno de los motivos principales de mi interés.

El otro motivo era la sección rítmica. Precisamente la misma que durante algunos años acompañó a uno de nuestros mejores saxofonistas, Pepe Viciana. Me refiero al pianista Pablo Mazuecos, el bajista Javier Dominguez (a quien todos en Almería conocemos más familiarmente como "El vecino", y al batería Eduardo Mortensen. Tres sólidos músicos de los que siempre se puede esperar algo bueno y de calidad, junto a una voz privilegiada. La propuesta no podía ser mas interesante, y como comprobé anoche, no defrauda en absoluto.

Un cuarteto de jazz vocal puede plantearse de muchas formas, pero en general estamos acostumbrados con bastante asiduidad a la "formula fácil", esto es: Se juntan cuatro músicos, eligen unos cuantos "standards" bien sobaditos, se arreglan mínimamente - alguna que otra intro de piano, unos finales previsibles y poco trabajados, y se intercalan 4 o 5 baladas con 4 o 5 temas swing, a tempo medio o rápido, y ya tenemos un cuarteto listo para tocar en cualquier boda, bautizo, comunión o festival, según se tercie.

Esa no es la fórmula del "Noemí Perez Quartet", para nada. Estos cuatro han querido aportar algo, hacer una música diferente y arriesgando. No es este un cuarteto típico, no es un grupo montado "para cumplir". Trabajo, buen gusto e imaginación son cualidades que me invadieron anoche desde el primer tema.

Cada tema lo abordan desde una perspectiva, intentando darle un carácter personal, creando infinidad de ambientes de soporte a la vocalista, con Pablo Mazuecos aportando unas armonías nada sencillas, muy en su su linea de gusto por el jazz norte-europeo, y con un sólido Javier Domínguez dando un perfecto soporte con su bajo eléctrico, que permitía que Eduardo Mortensen experimentase con los ritmos, e imprimiéndole todos una enorme personalidad a su sonido. Todo ello complementado con unos cuidados arreglos, sin caer en tópicos fáciles, ni en finales improvisados, sino todo lo contrario. Equilibrio entre el buen trabajo previo y la improvisación sobre el escenario, pero en los lugares en lo que debe estar. Para mí, lo que debe ser un buen grupo de jazz.

El repertorio que nos presentaron también huía de lo previsible, lo que no quiere decir que fuesen temas totalmente desconocidos. El cancionero americano es muy amplio y hay temas maravillosos que siempre es un placer descubrir o re-descubrir, según sea el caso. Sonaron desde standards como "Darn that dream" , "Tenderly" - con un arreglo tremendamente original, o el siempre bien recibido “My funny Valentine”, hasta temas tan recientes como el "I know you know" del último CD de la bajista y vocalista Esperanza Spalding.

Sublime el "Nature boy", basado en una versión de ese genio del piano que es Stefano Bollani, pero solo basado porque estos cuatro lo hicieron suyo desde el primer compás.

Y otra impresionante balada, "Ghost of a chance", donde además de la demostración de sabiduría vocal de Noemí, el pianista Pablo Mazuecos nos regaló el mejor solo de piano de la noche, de una sencillez y con un sentido impresionante, sabiendo siempre a donde quería llegar. Yo, como pianista, paso muchísima envidia sana en momentos como esos, pero los disfruto al máximo y trato de aprender (que es algo que me ha inculcado desde hace años mi amigo y maestro Chipo Martinez, que de esto sabe un rato largo).

El concierto casi terminó – que cortito se me hizo, de verdad - con un recuerdo a ese gran pianista y persona que fué - y seguro que lo sigue siendo en alguna parte - Luís Gazquez, con un tema - "I miss you old friends" - que Noemí cantó de maravilla, a pesar del nudo que debía tener en su garganta en ese momento y de la lagrimas que no pudo impedir le bajasen por sus mejillas.

Un par de bises - y por que no quisieron seguir, porque se les pedía mas - pusieron punto final a la noche: "Body and soul", según Noemí uno de los temas preferidos de su Luís (bueno, y de alguno mas, porque hay temas que son verdaderas bendiciones), y con el standard "We´ll be together again", maravillosa balada que ya en su día "bordaron" los maravillosos Bill Evans y Tony Bennett, y que anoche nos dejó con la boca abierta tras la maravillosa interpretación de este cuarteto.

Resumiendo, una maravillosa velada de jazz, con un grupo que nos va a dar muchas satisfacciones a los aficionados a la buena música en Almería, y espero que también las den por el resto del territorio nacional, pues tienen calidad como para ello.

Y, por último, gracias también a la iniciativa que está teniendo el actual gerente de Studiocafé, Alberto, que está apostando mucho por la música en la capital, haciendo un gran esfuerzo, ya que no es fácil mantener la continuidad en este tipo de actividades como el lo está haciendo.